jueves, 9 de junio de 2016

Las causas de la derrota del PRI en Quintana Roo.



Una vez concluida la jornada electoral para el cargo de Gobernador del Estado de Quintana Roo, han comenzado los festejos por una parte y los reclamos por la otra.

El festejo del equipo de Carlos Joaquín quienes durante los 60 días de campaña se vieron atacados con guerra sucia, ridiculizados en redes, subestimados por algunos, hoy demuestran la alegría al tener un triunfo contundente y ser parte de un hecho histórico con la alternancia.

El equipo perdedor, que en este momento no puedo decir quién lo encabeza porque se han deslindado algunos, señalando errores de estrategia, culpando de falta de “lealtades”  y los invade una incertidumbre  ya que ninguno quiere asumir la responsabilidad y simplemente se habla de un Partido, el PRI.

Quienes piensan que la debacle del PRI en Quintana Roo fue el 5 de junio se equivocan pues este Partido ya se encontraban en una descomposición absoluta que este día solo se confirmó. Las dirigencias acusan a la falta de lealtad, de compromiso, de simulación que “dejaron sólo al candidato”. Pero no es así, fue el PRI de Q.Roo,  el que dejó a un lado a sus militantes desde hace muchos años,  no se preocupó por la autocrítica y se convirtió en un grupo de alabanzas a quien ostentaba el poder esperando obtener mediante el halago un lugar por muy pequeño que sea en este tan concentrado y arbitraria élite.

Difiero de lo que sostiene Ricardo Anaya, pues la victoria en Quintana Roo, no fue del PAN, fue de Carlos Joaquín quien encabezó este proyecto y que se ha mantenido en el compromiso de no ser un gobernante partidista sino ciudadano. No aumentó la fuerza del PAN solo lo posicionó. Tienen los militantes que en este proceso se vieron favorecidos, dos años para demostrar sus capacidades y liderazgos.

Este proceso  no es sólo la derrota del PRI, sino del grupo en el Poder que sus integrantes nunca han sido militantes con convicción y tampoco gobernaron con los principios de democracia y justicia social.  Y lejos de ser el rector ideológico fue sumiso instrumento de idolatría,  aplaudiendo los abusos de los personajes que se encumbraron en la Administración pública y con candidatos a modo, por compadrazgos, intereses, filias e imposiciones.

El PRI Estatal no tuvo líder,  tuvo un dirigente egocéntrico y ególatra sin estrategia ni visión, sin conocimiento y cómplice  de intereses de pocos en detrimento de la ciudadanía.

No fue por la errónea decisión de elegir a un candidato con pésimos antecedentes y resultados como funcionario; tampoco por una campaña de guerra sucia la cual se revierte, menos aún por haber querido utilizar a la fuerza laboral del Estado como instrumento en el Poder. La derrota del PRI es el triunfo ciudadano que encontró en Carlos Joaquín el líder que garantizó poner un alto a los abusos de los gobiernos de Félix y Borge. Que ha prometido analizar las cuentas públicas, impedir que continúen los saqueos, replantear las políticas públicas, hacer una verdadera división de poderes y lo más importante otorgar la libertad de expresión para los quintanarroenses.

Quienes hoy piden respeto a militancia no lo tuvieron en sus ataques de calumnias, muchos que fueron y siguen siendo cómplices de un gobierno dictatorial y sin sentido social donde para obtener un espacio de expresión o privilegio debías dejar a un lado tu integridad personal y soportar la humillación de perder las libertades mediante amenazas.

Sin dudarlo la ciudadanía llena de hartazgo y conociendo que el único momento para expresarse es el voto, demostró que tienen memoria y dignidad.

La tarea no será fácil, reconstruir un Estado en crisis y saqueado no podrá ser en pocos días, pero con voluntad es posible. Me queda la satisfacción de saber que en mi tierra Quintana Roo, hemos despertado y seremos vigilantes de un buen gobierno, dejaremos de ser serviles. Este para mi es el gran e histórico logro del 5 de junio de 2016.


No hay comentarios:

Publicar un comentario