Mis comentarios al discurso de Arleth Mólgora.

Decía el gran maestro de la oratoria en México José Muñoz Cota,  que “el hombre es su palabra, ella lo define”, esto para referirse que existe una gran responsabilidad cuando se pronuncia un discurso, declaración o algún escrito.  Señalaba que la palabra ha perdido su cuño y validez porque se empeña y se dice sin congruencia con las acciones.

Soy oradora, no puedo calificarme como buena o mala, pero si como quien adquiere esta forma de vida y asume  esta alta responsabilidad en cada una de mis palabras.

Digo esto porque he estado viendo los videos de Arleth Mólgora y lo que dice cuando toma la palabra, me queda claro que no es oradora  y mucho menos ni tiene idea de la alta responsabilidad que se adquiere cuando se habla y con mayor razón si pretende acceder (nuevamente) a un cargo de elección popular.

Para comenzar, sabemos que en la política la forma es fondo y en esto me resulta increíble que siempre se refiera a si misma en tercera persona. Que ella misma diga: “Arleth Góngora ha trabajado”, “Arleth Mólgora es Chetumaleña” (por ejemplo), esto me denota que se desvincula de sus afirmaciones al no pronunciarse en primera persona rehuyendo a utilizar el Yo. No es ella una activista de su campaña, es la candidata. Las propuestas (si es que las hay yo no he escuchado alguna) deben ser asumiendo un compromiso: “yo haré, yo me comprometo, yo he hecho”. Quiero pensar que es una forma en que algún estratega le aconsejó que hablara así  para evitar parecer egocéntrica, lo cual evidentemente no funciona. Puesto que al no incluir a su planilla ni a quienes la acompañan como candidatos a síndicos o regidores delata que no pretende trabajar en equipo.

En cuanto al contenido, desconoce en el lado en que se encuentra  compitiendo. Es candidata del Partido en el Gobierno,  por lo que su argumentación debe versar siempre en los “logros” obtenidos y por supuesto sustentar la razón del porqué el electorado debiera decidirse por votar por ella.  El lado opositor es quien señala las criticas actuales porque no pertenece al gobierno y su propuesta es del cambio.  En un afán por verse combativa y fuerte ha confundido estas posturas.

Por otro lado, dentro de los diversos audios y vídeos veo en ella una falta de propuesta y una consigna de ataque constante a un candidato a Gobernador, ella no va para este cargo su contrincante es el candidato a la Presidencia Municipal.

Ahora ya que no hay propuesta de su parte, analizando su argumento de ataque a Carlos Joaquín González, estos me parecen sin fundamento y revestidos de demagogia, enumeremos algunos de ellos:

1.     1.  Señala que Carlos Joaquín no ha tenido los pantalones para quedarse en el PRI. A esto debo decirle que, primero esta frase delata una cultura altamente machista (lo cual sus actos no lo desmienten), pues no habla de tener valentía sino pantalones y relaciona de esta manera la estoicidad, fortaleza y valor con los pantalones como símbolo de hombría. 

     Nunca he coincidido con la señora Arleth dentro del PRI en los casi veinte años que tuve de militancia puesto que he estado alejada desde hace tres años y medio del ámbito local, tiempo que tiene de militancia justo antes de su candidatura. Ingresó al PRI directo para ser candidata y así lo ha sido en las tres últimas elecciones, desconoce lo que es luchar por un espacio y ser vetada. Desconoce lo que es contender en un proceso interno, si lo supiera entendería la razón de que se necesita valentía y endereza pero para renunciar y enfrentarse a todo un sistema opresor.

2.      2. En sus afirmaciones denota que no ha reflexionado mucho respecto a los temas, pues repite juicios de valor y descalificaciones. Establece que ella sabe y conoce la problemática del Municipio y por ello fue designada como candidata. Eso es querer decir todo y no decir nada. Debe enumerar la problemática pero señalando por qué su partido que ha gobernado siempre no ha podido combatirla y cuál es la propuesta que debe tener.

3.    3.   Me resulta asombroso escuchar que el argumento de que cuando “naces en cuna de oro no puedes hablar de pobreza”.  De ser así le pregunto ¿sus hijos nacieron en cuna de oro, les estará vetado de por vida hablar de pobreza?. De ser cierta su afirmación entonces considera que Enrique Peña Nieto no debe hablar de pobreza, que el propio Secretario de Desarrollo Social, Jose Antonio Meade tampoco (debería proponer que lo destituyan entonces), tampoco podría abordar este tema Enrique de la Madrid, ni Claudia Ruiz, Mariana Moguel, el Niño Verde, Remberto Estrada,  Lizbeth Gamboa Song, entre otros. Me queda claro que no conoce cuáles son las facultades del Presidente Municipal pues hace mucho énfasis en el combate a la pobreza la cual, por cierto,  ha aumentado mucho en estos últimos dos sexenios, sería interesante ya que ella se autonombra como de las pocas autorizadas para hablar de ello que nos explicara si está de acuerdo con las políticas de basura por alimentos, tarjetas de bienestar entre otros como elementos para combatirla.

     

     Debemos informarle a la señora Arleth que cualquiera puede abordar el tema que prefiera sin importar el nivel socioeconómico al cual pertenece por nacimiento, que lo que respalda tus afirmaciones no es cuestión de clases sociales sino de preparación y conocimiento.

     Y para concluir, creo que la señora Arleth con esta argumentación nos da la explicación implícita de porque no ha disminuido la pobreza en Quintana Roo, porque debo recordarle que Roberto Borge Angulo también nació en “cuna de oro” seguramente esa es la razón –de acuerdo a la lógica de Arleth-  para explicar porque el fracaso de su política y mal gobierno.

    Por cuestión de espacio no hablaré de su “labor legislativa” lo cual ocupará otro artículo porque también ahí como abogada tengo señalamientos y argumentos para decir que fue deficiente.
     
     Podría continuar pero con esto es suficiente para advertir que como siempre el maestro Muñoz Cota tiene razón, el hombre (mujer) es su palabra, ante este discurso podemos advertir quienes no la conocemos como piensa, su falta de conocimiento en el tema y  la carencia de congruencia.