He visto la radicalización de la
educación de las niñas entre quienes asumen que deben ser educadas como
princesas y quienes defienden que deben ser educadas para ser unas guerreras.
Me asumo feminista con todo lo que ello conlleva en el pleno conocimiento del
concepto.
En este sentido me manifiesto en
contra de las dos opciones, pues pretenden hacer de una niña una imagen o
proyección personal de los padres o la sociedad.
Puede existir una princesa
guerrera, esto no es contradictorio. Pueden existir juguetes que sean la
proyección a futuro de una maternidad o de una profesión. Estoy convencida de
que la personalidad, vocación y aficiones son innatas en la persona.
Nada tiene de malo en que una
niña juegue a ser ama de casa, que disfrute jugando a ser mamá con sus muñecas,
confieso que pese a mi personalidad esta era precisamente la forma en que en mi
infancia me divertía. Y sin embargo, a mis 37 años no tengo hijos, soy soltera
y tengo una profesión.
Hay quienes pretenden quitar el
ideal de las princesas de Disney por el idealismo de que hay un romance y
pretensión del amor ideal y argumentan que es mejor enseñarle respecto de
mujeres exitosas de la vida real. Ponen siempre de ejemplo a Frida Kahlo o tal
vez Rosario Castellanos. Pero ¿acaso Frida no idealizó a Diego? ¿acaso la vida
de Rosario Castellanos en su relación con Ricardo no significó para ella una
falta de autovaloración y diría yo de rogar y suplicar por amor cuando él no la
apreciaba?.
¿Es preciso para ser una mujer
exitosa dejar a un lado la feminidad, la maternidad y el amor? ¿No las figuras emblemáticas son Michelle
Obama y Hillary Clintón? Ambas son madres, lucen espectaculares, son madres,
profesionistas exitosas y esposas.
¿Acaso quiénes son ama de casa no
son exitosas? ¿o quienes pretenden lucir bellas deben renunciar a la
intelectualidad?
No existe un parámetro que
defina, yo he sido tratada como una princesa por mi padre, pero mi educación
fue de una princesa que llegaría a ser una reina, pero no una reina en un
castillo, sino una mujer capaz de reinar y gobernar su propia vida.
Estoy en contra de los
estereotipos cualquiera que estos sean, disfruto tanto de un buen libro como de
comprar zapatos. Tengo interés en
política y también en moda. Sueño con el amor pero disfruto mi sexualidad, soy
soltera pero también creo en el matrimonio. Puedo leer revistas con igual
interés Cosmopólitan o Letras Libres. Valoro la soledad pero disfruto la
compañía. Amo vestirme de encaje, flores y colores pastel. Amo la oratoria así
como el baile.
Frente a esto mi postura es
simple, no hay que educar a las niñas para ser princesas o para ser guerreras,
hay que educarlas para luchar por ser ellas mismas. Por definir su personalidad
y defenderla ante una cultura de dualismos irreconciliables.
Dejemos que vivan su infancia
feliz y desde ese momento que sean ellas quienes descubran el camino que
quieren seguir. Contémonos la historia de princesas y la historia de guerreras
y que ellas en el camino definan cuál de las dos quieren ser o respetar si pretenden
ser una mezcla única entre ambas.
Sólo
hay dos cosas que debemos inculcarles y en esto debemos ser irreductibles: a
ser mujeres libres y felices.
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